El presidente Joe Biden tardó 54 minutos el pasado martes en tocar los temas de inmigración y seguridad fronteriza —pese que son unos de los más debatidos en la política moderna- durante su discurso en horario estelar ante el Congreso y el país.

Pero sus comentarios sobre el tema duraron poco más de un minuto, hacia el final de su discurso sobre el Estado de la Unión de 72 minutos.

Los defensores de la inmigración y los críticos de su administración aseguraron que el segundo discurso del Estado de la Unión de Biden no fue lo suficientemente lejos como para detallar cómo manejar los desafíos humanitarios en la frontera entre Estados Unidos y México y las medidas de una reforma migratoria estancadas que seguramente seguirán llamando la atención antes de las elecciones presidenciales del 2024.

Biden promocionó algunos logros, como un nuevo programa de libertad condicional implementado a principios de este año para inmigrantes cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos que ha reducido los flujos migratorios desde esos países. Llamó a los legisladores de ambos partidos a trabajar juntos para encontrar soluciones para abordar los desafíos de inmigración.

“Si no aprueba mi reforma migratoria integral, al menos apruebe mi plan para proporcionar el equipo y los oficiales para asegurar la frontera. Y un camino hacia la ciudadanía para los soñadores, los que tienen un estatus temporal, los trabajadores agrícolas y los trabajadores esenciales”, señaló Biden.

Al señalar los desafíos que enfrenta Biden para unir a ambos partidos, varios legisladores republicanos lo interrumpieron después de sus comentarios sobre la reforma migratoria y le pidieron que tome más medidas sobre la situación en la frontera entre Estados Unidos y México. Después de una breve pausa, Biden continuó con sus comentarios preparados.

El discurso del presidente recibió respuestas tibias de organizaciones comunitarias y de defensa de los inmigrantes. Si bien gran parte de su discurso se centró en temas económicos, lamentaron que Biden no dedicara más tiempo a hablar sobre las contribuciones que los inmigrantes tienen en la economía, especialmente cuando hay escasez de trabajadores en industrias clave en todo el país.

“Hay alrededor de dos trabajos abiertos por cada persona desempleada en los Estados Unidos. Nuestra economía, nuestros negocios y nuestras comunidades necesitan trabajadores, y los inmigrantes pueden ayudar a llenar estas vacantes de trabajo”, afirmó David Adame, presidente y director ejecutivo de Chicanos Por La Causa. “Debemos mirar más allá de la política polarizadora y, en su lugar, encontrar juntos políticas pragmáticas para la reforma migratoria basadas en hechos y no en el miedo”.

Otros dijeron que el discurso de Biden no fue lo suficientemente lejos para proteger el derecho a solicitar asilo en Estados Unidos. La administración de Biden ha sido criticada por el programa de libertad condicional que promocionó, así como por las políticas propuestas que limitarían quienes pueden solicitar asilo.

“Cuando el presidente Biden asumió el cargo por primera vez, se comprometió a restaurar el asilo, proteger a los niños y las familias inmigrantes y remediar las tragedias de la separación familiar. Muchas de estas promesas siguen sin cumplirse y, para algunos, es aún más difícil buscar seguridad en nuestras fronteras”, explicó Mary Miller Flowers, analista principal de políticas del Centro Joven para los Derechos de los Niños Inmigrantes, que brinda asistencia legal a los niños inmigrantes en Arizona y el país.

Esas políticas ganarán mayor atención después de mayo, cuando expire la declaración de emergencia por la pandemia del COVID-19 y, con ella, la autoridad sobre el Título 42, una regla de salud pública utilizada para rechazar a decenas de miles de migrantes en la frontera cada mes. El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos amplió el uso del Título 42 cuando anunció el programa de libertad condicional implementado el mes pasado.

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