WASHINGTON.- En Estados Unidos cambian los gobiernos y las promesas, pero la crisis en la frontera con México sigue igual, o peor. Solo cambia la gente que llega. Una ola de migrantes jamás vista generó un pico histórico de detenciones, y llevó a la Casa Blanca a endurecer el puño. Joe Biden llegó a la presidencia con la promesa de eliminar las políticas draconianas de Donald Trump y construir un sistema migratorio “humano y justo” para poder recibir a los extranjeros que llegan al país, restaurando los valores y la historia que hicieron de Estados Unidos “una nación de inmigrantes”.
Pero dos años después, Biden ha quedado en la misma vereda que Trump, cubierto de críticas por haber roto promesas y haber expandido las mismas políticas que antes defenestraba como candidato en un intento por frenar la nueva “Gran migración” de cubanos, nicaragüenses, venezolanos o haitianos que arriesgan todo en busca de una vida mejor.
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